Oremos por el mundo
con colaboraciones de William Moody, Channing
Walker, Lynn Jackson, Susan Mack, Mario Tosto, Bea Roegge
Del número de marzo de
2003 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana
Uno de los aspectos más extraordinarios de la oración es su carácter
intemporal. Desde tiempos antiguos, la gente ha orado por sus necesidades y los
hechos de la vida diaria. Como dijo uno de los primeros escritores cristianos:
"Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y
acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que
están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y
honestidad" (1a Timoteo 2:1, 2).
Hoy en día, la gente continúa orando por los líderes y por el desarrollo
del bien en el mundo. Para ilustrar este punto, le pedimos a seis
experimentados practicistas de la Christian Science que nos dijeran cómo han
orado por determinados desafíos específicos.
Por el medio ambiente
Remando en el Lago Crooked, en las selvas de Ontario, mi esposa y yo
observamos pictografías prehistóricas, grabadas en la roca hace miles de años,
con vívidas imágenes de garzas, alces, el sol, la selva. Casi al atardecer
vimos, en lo más alto de los árboles, a las garcetas, preparándose para pasar
la noche, su color blanco brillante en claro contraste con el cada vez más
tenue azul del cielo. Aventurándonos por debajo de las secuoyas costeras del
norte de California, nos maravillamos ante el milagro de sus ancestrales copas
penetrando el cielo, muy por encima de nuestras cabezas.
Momentos singulares nos permiten vislumbrar algo tan extraordinario y
valioso que nos damos incuestionablemente cuenta de que no debe perderse. Sin
embargo, hay algo mucho más precioso que el paisaje natural, el agua clara o un
hábitat seguro para las criaturas terrestres. Sin la belleza, gracia y pura
maravilla que pueden descubrirse en el mundo natural, estaríamos privados de
algo que, en última instancia, tiene que ver con nuestro conocimiento de Dios y
con las cualidades espirituales que constituyen la creación divina. Mary Baker
Eddy escribió en Ciencia y Salud: "La naturaleza proclama la ley natural y
espiritual y el Amor divino, pero la creencia humana interpreta mal a la
naturaleza. Las regiones árticas, los soleados trópicos, las gigantescas
montañas, los alados vientos, las olas poderosas, los verdes valles, las
festivas flores y los gloriosos cielos — todos indican a la Mente, la
inteligencia espiritual que reflejan".
Por eso, al pensar en el medio ambiente, oro para comprender que todos
realmente vivimos en un mundo de pensamientos. La creación de Dios es
enteramente espiritual; no es un medio ambiente físico y frágil. Debido a que
Dios es inteligencia infinita, el medio ambiente de Su creación es el medio
ambiente de la Mente, no de la materia. Dado que las criaturas de Dios son
ideas de esta única Mente omnipresente, todas ellas están incluidas en esa
Mente y habitan juntas en perfecta armonía y equilibrio. Ninguna idea de la
Mente, que es también puro Amor, podría abusar, explotar o exterminar a otra —
ni ignorante ni maliciosamente. Ninguna idea de la Mente eterna podría jamás
extinguirse; ningún recurso espiritual podría agotarse.
Esta clase de oración cumple la Regla de Oro, que Jesús dio a sus
seguidores. "Hacer con los demás lo que quisiéramos que ellos hicieren con
nosotros" podría considerarse el requisito cristiano esencial para
proteger el medio ambiente. Vivir según esta regla y orar para comprender la
pura e incontaminada sustancia espiritual de la creación de Dios tiene un
efecto sanador en el medio ambiente mental y en la manifestación externa del
pensamiento, incluyendo a nuestros ríos, lagos, praderas, bosques y todas las
criaturas terrestres.
William Moody es maestro y practicista de la Christian Science, y
Segundo Lector de The First Church of Christ, Scientist, en Boston,
Massachusetts.
Por los terremotos
Como la mayoría de los habitantes de California, he presenciado muchos
terremotos, aunque nunca resulté seriamente herido a consecuencia de ellos. Sin
embargo, no puedo decir lo mismo de algunos vecinos que viven a pocos
kilómetros de mi casa. Cuando pienso en ellos, siento el impulso de profundizar
y ampliar mi oración, de percibir más claramente la armonía que reina suprema
en la "ciudad de Dios", en el reino de la Verdad y el Amor divinos.
La escena que la Biblia presenta respecto a esta ciudad es de absoluta
estabilidad. Resulta interesante comprobar que por lo menos una de las
descripciones de la ciudad se relaciona con un pasaje bíblico sobre lo que
podríamos considerar como el más grande de todos los terremotos. El Salmista
escribe: "Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en
las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se
traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y
tiemblen los montes a causa de su braveza. ...Dios está en medio de ella; no
será conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana". El pronombre
"ella" de este pasaje se refiere a la "ciudad de Dios". Por
lo tanto, la ciudad es absolutamente estable e inconmovible.
Por medio de la oración, podemos "mudarnos" (mental, no
físicamente) a la ciudad de Dios. Esta "mudanza" es el resultado de
la oración verdadera, es decir, de la oración pensada y vivida. A medida que
comprendemos que Dios, el Amor divino, es "nuestro ampro y
fortaleza", comenzamos a percibir que esta "ciudad" es un lugar
seguro, un reino en el que Dios toma las decisiones.
¿Cómo puede esta conciencia de una ciudad armoniosa ayudarnos ante las
escenas de desastres tan impresionantes que nos muestra la televisión? Quizás
sea útil considerar la conexión que el Salmista halló entre ambas
descripciones. Así podremos ver que el sereno mensaje del reino de Dios es más
poderoso, más transformador, más real, que todas las noticias que puedan
llegarnos de terremotos que destruyen ciudades.
El poder de Dios es insuperable; la estabilidad y armonía de Su gobierno
son inalterables. Allí mismo donde parece haber un desastre, está la ciudad de
Dios, con toda Su paz y esplendor. El vivir conscientes de este hecho es una
oración poderosa, que inevitablemente probará que el impacto negativo de los
terremotos no puede menos que disminuir; y que la estabilidad de la presencia
del Amor y el poder de la Verdad no pueden menos que hacerse cargo de la
situación.
Channing Walker es practicista de la Christian Science en California.
Por la estabilidad económica
Las perspectivas de la economía global no mejoran, en medio de un
decreciente optimismo que señalaba que este año marcaría el inicio de una
vigorosa reacción con respecto a la declinación que comenzara hace dos
años".
Declaraciones como la anterior me impulsan a orar por la estabilidad
económica del mundo. Quizás pueda parecer abrumador emprender una empresa de
esta magnitud, pero he aprendido que el macrocosmos a menudo se ve reflejado en
el microcosmos. Por ejemplo, mi oración por la estabilidad económica del mundo
es básicamente igual a mi oración por la estabilidad económica de otra persona,
o la mía propia.
La ley de Dios es la base de mis oraciones, pues es la única ley con
capacidad de hacerse cumplir. El poder procede del Espíritu, el Ser
omnisapiente que provee todo el bien a Su creación. Esta comprensión,
reafirmada mediante la oración, no pretende lograr que Dios haga algo que Él no
haya hecho aún o estabilizar algo que Él no haya ya estabilizado. A través de
la oración, reconozco lo que ya existe realmente, lo que Dios ya ha hecho en
virtud de Su amor por nosotros. Él ya ha establecido Sus leyes de bondad,
salud, riqueza, gozo, paz, estabilidad. Por ser Su creación, tenemos derecho a
experimentar el efecto de las leyes divinas en nuestra experiencia.
Pude ver estas leyes en acción cuando mi esposo y yo decidimos dejar el
condominio en que vivíamos, seguir pagando la hipoteca de nuestra casa e irnos
a vivir a otro estado. Parecía imposible poder encontrar una persona que
arrendara la propiedad a largo plazo, por lo que viajaba frecuentemente para
verificar el estado del edificio y obtener un interesado en volver a
alquilarlo. A pesar de que oraba continuamente, no podía encontrar una
solución. Entonces recordé la historia bíblica de Cristo Jesús, que da gracias
antes de resucitar a Lázaro. Me di cuenta de que yo también podía dar gracias
a Dios, pues Él ya había solucionado el problema. Yo sabía que Dios no nos iba
a imponer una carga y que Sus leyes ya estaban en acción. Decidí agradecer a
Dios cada vez que firmaba un cheque para pagar la hipoteca y orar para
comprender Sus leyes para con nosotros. En el término de unos meses, la carga
se hizo más liviana, el temor disminuyó y encontramos un comprador para el
condominio.
La estabilidad económica del mundo descansa sobre la misma base que la
estabilidad corporal. Toda condición económica deficiente, al igual que toda
condición enfermiza del cuerpo, está sujeta a la correctiva ley espiritual de
Dios. Mary Baker Eddy escribió: "La conciencia construye un cuerpo mejor
cuando la fe en la materia se ha vencido. Corregid la creencia material con la
comprensión espiritual, y el Espíritu os formará de nuevo".
Ya sea que nuestras dificultades sean físicas o económicas, las
condiciones cambian para bien cuando comprendemos mejor nuestra relación con
Dios y Su amor para con nosotros. El volverse a Dios expulsa el temor del
pensamiento, disuelve las imágenes oscuras de fracaso y corrupción y destruye
los deseos faltos de ética. Cambia nuestro sentido de vulnerabilidad por un
sentido de confianza en el Espíritu, que tiene un efecto sanador sobre todas
las cosas y personas a las que nuestro pensamiento alcanza.
Esta clase de oración me ha enseñado que la perspectiva global depende
de la perspectiva individual. Es natural sentir la presencia de Dios y
experimentarla en nuestra experiencia y en la del mundo.
Lynn Jackson es practicista y maestra de la Christian Science en Texas.
Por las inundaciones
En el verano de 1993, el río Mississippi, el mas caudaloso de Estados
Unidos, ocasionó una de las peores inundaciones de la historia. En aquella
época vivíamos en un pequeño pueblo junto al río. Acostumbrados a las
inundaciones y sintiéndonos seguros pues el agua nunca antes había alcanzado la
zona cercana a nuestra casa, durante varias semanas ayudamos a nuestros vecinos
a proteger sus viviendas contra el ímpetu del río. Para nuestra desazón, el
agua derribó todas las paredes que construimos con sacos de arena, invadió la
casa de nuestros vecinos, luego nuestro garaje y finalmente también nuestro hogar.
Por entonces yo estaba orando a cada momento, pero no para impedir que
el nivel del agua siguiera creciendo, sino para reconocer el absoluto control y
armonioso gobierno de Dios, para percibir más claramente lo que realmente
estaba sucediendo.
Varias declaraciones de Ciencia y Salud me ayudaron a poner en orden mis
pensamientos:
• "El mal más grande no es más que el opuesto hipotético del bien
más elevado".
• "La manera de extraer el error de la mente mortal es verter en
ella la verdad mediante inundaciones de Amor".
• "Río. Vía del pensamiento.
"Sereno y sin obstrucción, simboliza el curso de la Verdad; pero
turbio, revuelto y precipitado, es un símbolo del error".
A partir de estas ideas, comencé a darme cuenta de que el cuadro de
tragedia y desolación que parecía imperar no era la realidad acerca de la
situación. Dios, el Creador, nunca ocasiona ni permite que ocurra un desastre.
Por lo tanto, ninguno de nosotros, como ideas de Dios, estaba inmerso en él.
Quizás parezca difícil poder comprender estas ideas en medio de sacos de
arena y aguas desbordadas, pero continué orando y comprendí que en realidad se
estaba produciendo una inundación completamente diferente. Las
"inundaciones de Amor" estaban allí mismo donde parecía haber una
inundación destructiva. Percibí que a pesar de las imágenes gráficas de pérdida
y destrucción, si mi vía de pensamiento estaba libre de obstrucción — es decir,
libre de temor, voluntad humana y conmiseración propia — podría ver que lo que
realmente estaba ocurriendo eran las "inundaciones de Amor" y en
consecuencia todos saldríamos renovados y fortalecidos de esta experiencia.
Precisamente esto fue lo que ocurrió. En primer lugar, nos sentimos
agradecidos porque ninguno de los miembros de nuestra comunidad perdió la vida
en esta experiencia. Los vecinos se unieron y se apoyaron mutuamente de todas
las formas posibles; hubo innumerables gestos de bondad, y hasta se sanaron
algunas antiguas rencillas entre habitantes del pueblo. Todos encontramos un
lugar donde vivir durante el tiempo que permanecimos fuera de nuestros hogares,
y cuando las aguas retrocedieron, las casas del pueblo histórico en el que
vivíamos pudieron ser restauradas (y en algunos casos hasta mejoradas). Cuando
el seguro contra inundaciones resultó insuficiente, recurrimos a los fondos de
ayuda para desastres.
Estoy segura de que las innumerables pruebas que tuvimos de las
"inundaciones de Amor" fueron la única realidad de aquella
experiencia. Al escuchar nuevas noticias de inundaciones durante los últimos
meses, volví a orar como lo hice en aquella época y encontré un gran consuelo
en el amor de Dios por todos Sus hijos. Comprobé que nada puede abrumar a Dios.
Susan Mack es practicista de la Christian Science en Missouri.
Por el terrorismo
Los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra Estados
Unidos fueron para mí un ejemplo de la forma en que obra el mal y me llevaron a
reflexionar sobre lo que debemos hacer al respecto. El mal en general y el
terrorismo en particular, se basan en métodos secretos y en el engaño,
elementos que posibilitan un ataque por sorpresa.
Cuando un avión choca contra un edificio y éste se derrumba, decimos que
estamos en presencia de un acto terrorista de naturaleza física. Pero, como la
Sra. Eddy expresó en sus escritos, vivimos en un universo mental, en el que la
interacción y las batallas se producen en el ámbito del pensamiento. Por lo
tanto, un buen ciudadano utiliza su pensamiento como arma defensiva. A
diferencia de las armas físicas, esta clase de armamento es buena para ambas
partes.
La mejor defensa contra una invasión por sorpresa es la continua
vigilancia y la pronta eliminación de los intrusos. Como Jesús dijo:
"Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes,
si antes no le ata, y entonces podrá saquear su casa".El pensamiento es
"el hombre fuerte" y las pretensiones falsas no enfrentadas son las
que permiten que un enemigo "ate" a un individuo, a un grupo o aun a
un país.
¿Pero, cómo enfrentar estas pretensiones falsas? Algo muy útil, que
todos podemos hacer, es orar. El primer paso es establecer una buena
"defensa interna" en nuestro propio pensamiento. La Sra. Eddy
aconsejó a sus seguidores que tuvieran su mente llena de Verdad y Amor, puesto
que "no hay puerta a través de la cual el mal pueda entrar, ni espacio que
pueda ocupar, en una mente llena de bondad".
Pienso que esto puede lograrse poniendo en práctica diariamente las
ideas contenidas en la Biblia y Ciencia y Salud, vigilando continuamente
nuestros pensamientos y, cuando es necesario, corrigiéndolos de acuerdo con las
verdades que se encuentran en esos dos libros.
Si bien ésta es una eficaz defensa personal, creo que la oración activa
por los demás constituye un paso adicional esencial y natural. En la
actualidad, oro especialmente por los propios terroristas. En vez de pensar en
ellos como seres alienados, completamente inaccesibles, comienzo por
considerarlos "miembros de la familia de Dios" (para usar frase
bíblica), sin excepción. Esto significa que cada uno de ellos tiene una natural
predisposición a ser bueno y a hacer el bien únicamente.
Creo que es importante resistir la tentación de aceptar como definitiva
la noción de que determinados seres humanos (incluso quienes se consideran a sí
mismos terroristas) creen en el mal o en un Dios que no es bueno para con
todos. Tengo la absoluta confianza en que el amor omnipotente e incondicional
de Dios finalmente invertirá esta fase del mal y demostrará la universalidad de
la armonía. Creo también que aferrarse a esta verdad puede contribuir a cambiar
la actitud de los terroristas y disuadirlos de poner en práctica sus
intenciones.
Podríamos decir que ésta es mi defensa "ofensiva", pero
también existe la defensa "interna" y con ella oro para no
convertirme en blanco de los terroristas. Afirmo, por ejemplo, que los hijos de
Dios no son víctimas, ni seres negligentes, apáticos, o dispuestos a cooperar
con sus enemigos.
Puesto que vivimos en un ámbito mental, considero que esta actitud tiene
un efecto positivo y puede contribuir en gran medida con los esfuerzos que se
hacen para tener un mundo seguro y en paz.
Mario Tosto es redactor de spirituality.com, maestro y practicista de la
Christian Science en Massachusetts.
Por la paz
Al ver a las naciones prepararse para la guerra o involucrarse en
conflictos de diversa índole, me he preguntado: ¿Por qué parece tan difícil
lograr la paz?
La respuesta a mis preguntas me llegó a través del siguiente versículo
de la Biblia: "He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río".
¡Paz que fluye como un río! ¡Qué idea tan maravillosa! Este pasaje me dio
inspiración para orar mejor por mi propio país y por todas las naciones.
Percibí más claramente que la paz no está realmente fuera de nuestro alcance,
sino que fluye para todos y es el estado natural y la condición activa de las
relaciones globales.
¿Qué necesita el mundo para tener paz? Se me ocurre que sabiduría.
Obviamente, la sabiduría no va y viene; siempre está presente. Espiritualmente
considerada, la sabiduría procede de Dios y está siempre disponible para
guiarnos. En mi oración de cada día, afirmo que esta sabiduría espiritual es la
base natural de los pensamientos, el razonamiento y las decisiones de los
gobernantes.
Dos de los más grandes desafíos que enfrenta el mundo hoy son el
terrorismo y las armas de destrucción masiva. Los gobiernos procuran encontrar
formas de enfrentar estas horribles amenazas. Sin embargo, es imprescindible
que los líderes internacionales respondan al impulso divino hacia la paz, en
lugar de reaccionar por medio de la fuerza.
La mansedumbre como cualidad moral y espiritual es un atributo de la
sabiduría, que todos poseemos. Por lo tanto, considero que los líderes
internacionales poseen la capacidad de moderar sus deseos y aliarse más
estrechamente con el poder divino.
En mi oración diaria por el gobierno justo del mundo y de las personas
que viven en él, hallo en la Biblia una continua fuente de inspiración. En
Santiago, por ejemplo, leemos: "...la sabiduría que es de lo alto es
primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y
de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía".
Al orar en busca de sabiduría divina y mansedumbre, creo sinceramente
que no transgredo los derechos de los demás cuando pido que esta sabiduría — y
no la mera opinión humana — gobierne a todos los hombres.
Bea Roegge es maestra y practicista de la Christian Science en Illinois.
Escuela dominical de la Sociedad de la Ciencia Cristiana
Oremos por el mundo
con colaboraciones de William Moody, Channing
Walker, Lynn Jackson, Susan Mack, Mario Tosto, Bea Roegge
Del número de marzo de
2003 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana
Uno de los aspectos más extraordinarios de la oración es su carácter
intemporal. Desde tiempos antiguos, la gente ha orado por sus necesidades y los
hechos de la vida diaria. Como dijo uno de los primeros escritores cristianos:
"Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y
acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que
están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y
honestidad" (1a Timoteo 2:1, 2).
Hoy en día, la gente continúa orando por los líderes y por el desarrollo
del bien en el mundo. Para ilustrar este punto, le pedimos a seis
experimentados practicistas de la Christian Science que nos dijeran cómo han
orado por determinados desafíos específicos.
Por el medio ambiente
Remando en el Lago Crooked, en las selvas de Ontario, mi esposa y yo
observamos pictografías prehistóricas, grabadas en la roca hace miles de años,
con vívidas imágenes de garzas, alces, el sol, la selva. Casi al atardecer
vimos, en lo más alto de los árboles, a las garcetas, preparándose para pasar
la noche, su color blanco brillante en claro contraste con el cada vez más
tenue azul del cielo. Aventurándonos por debajo de las secuoyas costeras del
norte de California, nos maravillamos ante el milagro de sus ancestrales copas
penetrando el cielo, muy por encima de nuestras cabezas.
Momentos singulares nos permiten vislumbrar algo tan extraordinario y
valioso que nos damos incuestionablemente cuenta de que no debe perderse. Sin
embargo, hay algo mucho más precioso que el paisaje natural, el agua clara o un
hábitat seguro para las criaturas terrestres. Sin la belleza, gracia y pura
maravilla que pueden descubrirse en el mundo natural, estaríamos privados de
algo que, en última instancia, tiene que ver con nuestro conocimiento de Dios y
con las cualidades espirituales que constituyen la creación divina. Mary Baker
Eddy escribió en Ciencia y Salud: "La naturaleza proclama la ley natural y
espiritual y el Amor divino, pero la creencia humana interpreta mal a la
naturaleza. Las regiones árticas, los soleados trópicos, las gigantescas
montañas, los alados vientos, las olas poderosas, los verdes valles, las
festivas flores y los gloriosos cielos — todos indican a la Mente, la
inteligencia espiritual que reflejan".
Por eso, al pensar en el medio ambiente, oro para comprender que todos
realmente vivimos en un mundo de pensamientos. La creación de Dios es
enteramente espiritual; no es un medio ambiente físico y frágil. Debido a que
Dios es inteligencia infinita, el medio ambiente de Su creación es el medio
ambiente de la Mente, no de la materia. Dado que las criaturas de Dios son
ideas de esta única Mente omnipresente, todas ellas están incluidas en esa
Mente y habitan juntas en perfecta armonía y equilibrio. Ninguna idea de la
Mente, que es también puro Amor, podría abusar, explotar o exterminar a otra —
ni ignorante ni maliciosamente. Ninguna idea de la Mente eterna podría jamás
extinguirse; ningún recurso espiritual podría agotarse.
Esta clase de oración cumple la Regla de Oro, que Jesús dio a sus
seguidores. "Hacer con los demás lo que quisiéramos que ellos hicieren con
nosotros" podría considerarse el requisito cristiano esencial para
proteger el medio ambiente. Vivir según esta regla y orar para comprender la
pura e incontaminada sustancia espiritual de la creación de Dios tiene un
efecto sanador en el medio ambiente mental y en la manifestación externa del
pensamiento, incluyendo a nuestros ríos, lagos, praderas, bosques y todas las
criaturas terrestres.
William Moody es maestro y practicista de la Christian Science, y
Segundo Lector de The First Church of Christ, Scientist, en Boston,
Massachusetts.
Por los terremotos
Como la mayoría de los habitantes de California, he presenciado muchos
terremotos, aunque nunca resulté seriamente herido a consecuencia de ellos. Sin
embargo, no puedo decir lo mismo de algunos vecinos que viven a pocos
kilómetros de mi casa. Cuando pienso en ellos, siento el impulso de profundizar
y ampliar mi oración, de percibir más claramente la armonía que reina suprema
en la "ciudad de Dios", en el reino de la Verdad y el Amor divinos.
La escena que la Biblia presenta respecto a esta ciudad es de absoluta
estabilidad. Resulta interesante comprobar que por lo menos una de las
descripciones de la ciudad se relaciona con un pasaje bíblico sobre lo que
podríamos considerar como el más grande de todos los terremotos. El Salmista
escribe: "Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en
las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se
traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y
tiemblen los montes a causa de su braveza. ...Dios está en medio de ella; no
será conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana". El pronombre
"ella" de este pasaje se refiere a la "ciudad de Dios". Por
lo tanto, la ciudad es absolutamente estable e inconmovible.
Por medio de la oración, podemos "mudarnos" (mental, no
físicamente) a la ciudad de Dios. Esta "mudanza" es el resultado de
la oración verdadera, es decir, de la oración pensada y vivida. A medida que
comprendemos que Dios, el Amor divino, es "nuestro ampro y
fortaleza", comenzamos a percibir que esta "ciudad" es un lugar
seguro, un reino en el que Dios toma las decisiones.
¿Cómo puede esta conciencia de una ciudad armoniosa ayudarnos ante las
escenas de desastres tan impresionantes que nos muestra la televisión? Quizás
sea útil considerar la conexión que el Salmista halló entre ambas
descripciones. Así podremos ver que el sereno mensaje del reino de Dios es más
poderoso, más transformador, más real, que todas las noticias que puedan
llegarnos de terremotos que destruyen ciudades.
El poder de Dios es insuperable; la estabilidad y armonía de Su gobierno
son inalterables. Allí mismo donde parece haber un desastre, está la ciudad de
Dios, con toda Su paz y esplendor. El vivir conscientes de este hecho es una
oración poderosa, que inevitablemente probará que el impacto negativo de los
terremotos no puede menos que disminuir; y que la estabilidad de la presencia
del Amor y el poder de la Verdad no pueden menos que hacerse cargo de la
situación.
Channing Walker es practicista de la Christian Science en California.
Por la estabilidad económica
Las perspectivas de la economía global no mejoran, en medio de un decreciente optimismo que señalaba que este año marcaría el inicio de una vigorosa reacción con respecto a la declinación que comenzara hace dos años".
Declaraciones como la anterior me impulsan a orar por la estabilidad
económica del mundo. Quizás pueda parecer abrumador emprender una empresa de
esta magnitud, pero he aprendido que el macrocosmos a menudo se ve reflejado en
el microcosmos. Por ejemplo, mi oración por la estabilidad económica del mundo
es básicamente igual a mi oración por la estabilidad económica de otra persona,
o la mía propia.
La ley de Dios es la base de mis oraciones, pues es la única ley con
capacidad de hacerse cumplir. El poder procede del Espíritu, el Ser
omnisapiente que provee todo el bien a Su creación. Esta comprensión,
reafirmada mediante la oración, no pretende lograr que Dios haga algo que Él no
haya hecho aún o estabilizar algo que Él no haya ya estabilizado. A través de
la oración, reconozco lo que ya existe realmente, lo que Dios ya ha hecho en
virtud de Su amor por nosotros. Él ya ha establecido Sus leyes de bondad,
salud, riqueza, gozo, paz, estabilidad. Por ser Su creación, tenemos derecho a
experimentar el efecto de las leyes divinas en nuestra experiencia.
Pude ver estas leyes en acción cuando mi esposo y yo decidimos dejar el
condominio en que vivíamos, seguir pagando la hipoteca de nuestra casa e irnos
a vivir a otro estado. Parecía imposible poder encontrar una persona que
arrendara la propiedad a largo plazo, por lo que viajaba frecuentemente para
verificar el estado del edificio y obtener un interesado en volver a
alquilarlo. A pesar de que oraba continuamente, no podía encontrar una
solución. Entonces recordé la historia bíblica de Cristo Jesús, que da gracias
antes de resucitar a Lázaro. Me di cuenta de que yo también podía dar gracias
a Dios, pues Él ya había solucionado el problema. Yo sabía que Dios no nos iba
a imponer una carga y que Sus leyes ya estaban en acción. Decidí agradecer a
Dios cada vez que firmaba un cheque para pagar la hipoteca y orar para
comprender Sus leyes para con nosotros. En el término de unos meses, la carga
se hizo más liviana, el temor disminuyó y encontramos un comprador para el
condominio.
La estabilidad económica del mundo descansa sobre la misma base que la estabilidad corporal. Toda condición económica deficiente, al igual que toda condición enfermiza del cuerpo, está sujeta a la correctiva ley espiritual de Dios. Mary Baker Eddy escribió: "La conciencia construye un cuerpo mejor cuando la fe en la materia se ha vencido. Corregid la creencia material con la comprensión espiritual, y el Espíritu os formará de nuevo".
Ya sea que nuestras dificultades sean físicas o económicas, las
condiciones cambian para bien cuando comprendemos mejor nuestra relación con
Dios y Su amor para con nosotros. El volverse a Dios expulsa el temor del
pensamiento, disuelve las imágenes oscuras de fracaso y corrupción y destruye
los deseos faltos de ética. Cambia nuestro sentido de vulnerabilidad por un
sentido de confianza en el Espíritu, que tiene un efecto sanador sobre todas
las cosas y personas a las que nuestro pensamiento alcanza.
Esta clase de oración me ha enseñado que la perspectiva global depende
de la perspectiva individual. Es natural sentir la presencia de Dios y
experimentarla en nuestra experiencia y en la del mundo.
Lynn Jackson es practicista y maestra de la Christian Science en Texas.
Por las inundaciones
En el verano de 1993, el río Mississippi, el mas caudaloso de Estados
Unidos, ocasionó una de las peores inundaciones de la historia. En aquella
época vivíamos en un pequeño pueblo junto al río. Acostumbrados a las
inundaciones y sintiéndonos seguros pues el agua nunca antes había alcanzado la
zona cercana a nuestra casa, durante varias semanas ayudamos a nuestros vecinos
a proteger sus viviendas contra el ímpetu del río. Para nuestra desazón, el
agua derribó todas las paredes que construimos con sacos de arena, invadió la
casa de nuestros vecinos, luego nuestro garaje y finalmente también nuestro hogar.
Por entonces yo estaba orando a cada momento, pero no para impedir que
el nivel del agua siguiera creciendo, sino para reconocer el absoluto control y
armonioso gobierno de Dios, para percibir más claramente lo que realmente
estaba sucediendo.
Varias declaraciones de Ciencia y Salud me ayudaron a poner en orden mis
pensamientos:
• "El mal más grande no es más que el opuesto hipotético del bien
más elevado".
• "La manera de extraer el error de la mente mortal es verter en
ella la verdad mediante inundaciones de Amor".
• "Río. Vía del pensamiento.
"Sereno y sin obstrucción, simboliza el curso de la Verdad; pero
turbio, revuelto y precipitado, es un símbolo del error".
A partir de estas ideas, comencé a darme cuenta de que el cuadro de
tragedia y desolación que parecía imperar no era la realidad acerca de la
situación. Dios, el Creador, nunca ocasiona ni permite que ocurra un desastre.
Por lo tanto, ninguno de nosotros, como ideas de Dios, estaba inmerso en él.
Quizás parezca difícil poder comprender estas ideas en medio de sacos de
arena y aguas desbordadas, pero continué orando y comprendí que en realidad se
estaba produciendo una inundación completamente diferente. Las
"inundaciones de Amor" estaban allí mismo donde parecía haber una
inundación destructiva. Percibí que a pesar de las imágenes gráficas de pérdida
y destrucción, si mi vía de pensamiento estaba libre de obstrucción — es decir,
libre de temor, voluntad humana y conmiseración propia — podría ver que lo que
realmente estaba ocurriendo eran las "inundaciones de Amor" y en
consecuencia todos saldríamos renovados y fortalecidos de esta experiencia.
Precisamente esto fue lo que ocurrió. En primer lugar, nos sentimos
agradecidos porque ninguno de los miembros de nuestra comunidad perdió la vida
en esta experiencia. Los vecinos se unieron y se apoyaron mutuamente de todas
las formas posibles; hubo innumerables gestos de bondad, y hasta se sanaron
algunas antiguas rencillas entre habitantes del pueblo. Todos encontramos un
lugar donde vivir durante el tiempo que permanecimos fuera de nuestros hogares,
y cuando las aguas retrocedieron, las casas del pueblo histórico en el que
vivíamos pudieron ser restauradas (y en algunos casos hasta mejoradas). Cuando
el seguro contra inundaciones resultó insuficiente, recurrimos a los fondos de
ayuda para desastres.
Estoy segura de que las innumerables pruebas que tuvimos de las
"inundaciones de Amor" fueron la única realidad de aquella
experiencia. Al escuchar nuevas noticias de inundaciones durante los últimos
meses, volví a orar como lo hice en aquella época y encontré un gran consuelo
en el amor de Dios por todos Sus hijos. Comprobé que nada puede abrumar a Dios.
Susan Mack es practicista de la Christian Science en Missouri.
Por el terrorismo
Los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra Estados
Unidos fueron para mí un ejemplo de la forma en que obra el mal y me llevaron a
reflexionar sobre lo que debemos hacer al respecto. El mal en general y el
terrorismo en particular, se basan en métodos secretos y en el engaño,
elementos que posibilitan un ataque por sorpresa.
Cuando un avión choca contra un edificio y éste se derrumba, decimos que
estamos en presencia de un acto terrorista de naturaleza física. Pero, como la
Sra. Eddy expresó en sus escritos, vivimos en un universo mental, en el que la
interacción y las batallas se producen en el ámbito del pensamiento. Por lo
tanto, un buen ciudadano utiliza su pensamiento como arma defensiva. A
diferencia de las armas físicas, esta clase de armamento es buena para ambas
partes.
La mejor defensa contra una invasión por sorpresa es la continua
vigilancia y la pronta eliminación de los intrusos. Como Jesús dijo:
"Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes,
si antes no le ata, y entonces podrá saquear su casa".El pensamiento es
"el hombre fuerte" y las pretensiones falsas no enfrentadas son las
que permiten que un enemigo "ate" a un individuo, a un grupo o aun a
un país.
¿Pero, cómo enfrentar estas pretensiones falsas? Algo muy útil, que
todos podemos hacer, es orar. El primer paso es establecer una buena
"defensa interna" en nuestro propio pensamiento. La Sra. Eddy
aconsejó a sus seguidores que tuvieran su mente llena de Verdad y Amor, puesto
que "no hay puerta a través de la cual el mal pueda entrar, ni espacio que
pueda ocupar, en una mente llena de bondad".
Pienso que esto puede lograrse poniendo en práctica diariamente las
ideas contenidas en la Biblia y Ciencia y Salud, vigilando continuamente
nuestros pensamientos y, cuando es necesario, corrigiéndolos de acuerdo con las
verdades que se encuentran en esos dos libros.
Si bien ésta es una eficaz defensa personal, creo que la oración activa
por los demás constituye un paso adicional esencial y natural. En la
actualidad, oro especialmente por los propios terroristas. En vez de pensar en
ellos como seres alienados, completamente inaccesibles, comienzo por
considerarlos "miembros de la familia de Dios" (para usar frase
bíblica), sin excepción. Esto significa que cada uno de ellos tiene una natural
predisposición a ser bueno y a hacer el bien únicamente.
Creo que es importante resistir la tentación de aceptar como definitiva
la noción de que determinados seres humanos (incluso quienes se consideran a sí
mismos terroristas) creen en el mal o en un Dios que no es bueno para con
todos. Tengo la absoluta confianza en que el amor omnipotente e incondicional
de Dios finalmente invertirá esta fase del mal y demostrará la universalidad de
la armonía. Creo también que aferrarse a esta verdad puede contribuir a cambiar
la actitud de los terroristas y disuadirlos de poner en práctica sus
intenciones.
Podríamos decir que ésta es mi defensa "ofensiva", pero
también existe la defensa "interna" y con ella oro para no
convertirme en blanco de los terroristas. Afirmo, por ejemplo, que los hijos de
Dios no son víctimas, ni seres negligentes, apáticos, o dispuestos a cooperar
con sus enemigos.
Puesto que vivimos en un ámbito mental, considero que esta actitud tiene
un efecto positivo y puede contribuir en gran medida con los esfuerzos que se
hacen para tener un mundo seguro y en paz.
Mario Tosto es redactor de spirituality.com, maestro y practicista de la
Christian Science en Massachusetts.
Por la paz
Al ver a las naciones prepararse para la guerra o involucrarse en
conflictos de diversa índole, me he preguntado: ¿Por qué parece tan difícil
lograr la paz?
La respuesta a mis preguntas me llegó a través del siguiente versículo
de la Biblia: "He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río".
¡Paz que fluye como un río! ¡Qué idea tan maravillosa! Este pasaje me dio
inspiración para orar mejor por mi propio país y por todas las naciones.
Percibí más claramente que la paz no está realmente fuera de nuestro alcance,
sino que fluye para todos y es el estado natural y la condición activa de las
relaciones globales.
¿Qué necesita el mundo para tener paz? Se me ocurre que sabiduría.
Obviamente, la sabiduría no va y viene; siempre está presente. Espiritualmente
considerada, la sabiduría procede de Dios y está siempre disponible para
guiarnos. En mi oración de cada día, afirmo que esta sabiduría espiritual es la
base natural de los pensamientos, el razonamiento y las decisiones de los
gobernantes.
Dos de los más grandes desafíos que enfrenta el mundo hoy son el
terrorismo y las armas de destrucción masiva. Los gobiernos procuran encontrar
formas de enfrentar estas horribles amenazas. Sin embargo, es imprescindible
que los líderes internacionales respondan al impulso divino hacia la paz, en
lugar de reaccionar por medio de la fuerza.
La mansedumbre como cualidad moral y espiritual es un atributo de la
sabiduría, que todos poseemos. Por lo tanto, considero que los líderes
internacionales poseen la capacidad de moderar sus deseos y aliarse más
estrechamente con el poder divino.
En mi oración diaria por el gobierno justo del mundo y de las personas
que viven en él, hallo en la Biblia una continua fuente de inspiración. En
Santiago, por ejemplo, leemos: "...la sabiduría que es de lo alto es
primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y
de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía".
Al orar en busca de sabiduría divina y mansedumbre, creo sinceramente
que no transgredo los derechos de los demás cuando pido que esta sabiduría — y
no la mera opinión humana — gobierne a todos los hombres.
Bea Roegge es maestra y practicista de la Christian Science en Illinois.
Escuela dominical de la Sociedad de la Ciencia Cristiana
Días pasados, la Escuela dominical de la Sociedad de la Ciencia Cristiana de Alhaurín el Grande, dentro de sus actividades complementarias, organizó una jornada de convivencia familiar, asistiendo niños y jóvenes de la Escuela con familiares, miembros de la Sociedad, y otras familias con niños de Alhaurín y Málaga.
La visita al Museo de la Imaginación de Málaga hizo las delicias de grandes y pequeños y sentó las bases para la comprensión de que la realidad que perciben nuestros sentidos no es fiable.
Y después de una mañana muy divertida y lleva de aprendizaje, la jornada se completó con un almuerzo en un chiringuito frente al mar, con chapuzón incluido. Un hermoso día que nos llena de gratitud.